En el spot que he escogido se ven implícitos muchos valores que ayudan, en numerosas ocasiones, a vender productos haciendo creer al que los comprar que se está llevando algo más que ese producto del que hablamos.
En éste por ejemplo podemos ver como se juega, entre cosas, con la sexualidad, es decir, la necesidad del hombre a tener un éxito alarmante en cuanto a sexo se refiere. Así pues vemos que esto conlleva por ejemplo al afán de posesión que dicho hombre quiere tener sobre el cuerpo de una mujer completamente estereotipada como es la de la imagen del anuncio.
Por supuesto, junto con esto, vemos aparecer un súbito acercamiento al hedonismo del hombre que desea basar su vida en el placer que puede producirle una mujer.
Sin duda vemos que además de la colonia está intentando venderse la belleza, un prototipo de belleza moderna así como el culto al cuerpo, es decir, el culto a conservar tu cuerpo de manera que la sociedad lo vea con buenos ojos y lo acepte sin ningún miramiento.
No debemos tampoco olvidar la mención que se hace al lujo y a la elegancia, ya que no se trata de una colonia cualquiera que puedas comprar en algún supermercado de “tres al cuarto”, sino de una fragancia elaborada por uno de los diseñadores de moda de Estados Unidos, lo que implica sin duda un gasto económico importante, luego es un producto destinado a una clase social determinada ya que no todo el mundo podrá permitirse el lujo de comprarla.
Efectivamente entre la colonia que se anuncia y el recurso fotográfico con el que se presenta guardan una estrecha relación de causa-efecto de la que podemos exportar la idea de que todo aquel hombre, independientemente de su edad, estatura o forma física, incluso de su nivel económico, que tenga acceso a esta fragancia podrá disfrutar de la compañía de mujeres que entren dentro de las características de la que se presenta en estas imágenes.
Evidentemente todo lo que vemos representado no es más que una estrategia publicitaria para intentar vender la colonia por encima de cualquier otra, es decir, que trata de explotarse la competitividad entre las diferentes marcas de perfumes que tienen similares características. Aunque también es cierto que las imágenes guardan cierto aliento de artificialidad ya que la mujer presentada no es la que más a menudo podemos ver por las calles de nuestro barrio, sin olvidar tampoco el mero hecho de que podría ser ficción todo lo que vemos, es decir, que podría ser una imagen que previamente y con expectativas hacía la venta del producto se haya modificado con algún programa similar al Photoshop si no este mismo.
Tampoco cabe duda de que incita al consumismo a aquella parte de la sociedad que menos parece ejercerlo, los hombres, claro que todos los productos anunciados, bien sea en televisión o en algún otro medio de comunicación de masas, tienden a incitar al consumismo del espectador para sacar beneficios de aquello que intentan vender.
Aridane Cuevas Rodríguez
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